¿Para qué decirte más palabras?
¿Para qué hablarte cuando todo
lo que te dije se resbaló por tus oídos
y cayó fuera como una gota de sudor frío
que recorre la nuca del testigo de una masacre
a punto de testificar?
Y ahora, mi lengua atascada
en la mesa del olvido quiere
levantarse, pero está clavada
con los impuros sentimientos
tuyos que la clavaron sobre mi razón...
No hay comentarios:
Publicar un comentario